Las transmedias en la lectura

¡Hola! Soy Melany de once uno, y aunque no lo había planeado, las circunstancias me han obligado a hacer una segunda parte de mi publicación anterior a cerca de las lecturas y lo que pienso sobre ellas, tomando casi que como punto de referencia, también, la 13° Fiesta del Libro y la Cultura.

 

“Una novela con banda sonora y un poema con escape room, territorios expandidos de la literatura” fue la primera charla a la que asistí. Cuando entré presentí que iba a aburrirme porque miraba para todos lados y no encontraba indicios de que fuese a haber algo, por así decirlo, lúdico, porque como dije antes, floja para todo. Pero luego, Francisco Ortega y Natalia Moreno hablaban y yo no sabía qué era más interesante, si las preguntas o sus respuestas. La conversación iba principalmente enfocada hacia la transmedia, hacia las nuevas tecnologías y el efecto de estas sobre la lectura y la escritura. Es evidente, que por mucho tiempo o... no tanto, sino más bien recientemente, se ha creído que la tecnología ha llegado para apartar a los niños de los libros y cualquiera podría decir “sí, sí, sí, totalmente”, “tecnología, enemiga y dañina”, pero ¿por qué no usarla como nuestra aliada? a veces, me doy cuenta, de que tengo la mente un poquito muy cerrada, y fue esta una de las ocasiones en las que lo hice. Francisco ejemplificaba cómo la tecnología es totalmente lo contrario de como la encasillamos contando la historia de un chico que está pegado todo el día un vídeo juego, no se aguanta a que salga la otra temporada y busca de qué se trata, como está inspirada en un cómic, termina leyendo la historieta, después comienza a leer ciencia ficción porque la ha gustado, luego lee de ciencia, pasa a historia, de historia a poesía y así es como se convierte en un pequeño lector (y es es realmente cierto, lo compruebo, a mi hermano le pasa a cada rato), también, Natalia le agrega, todas las formas de leer que existen ahora, y que es muy parecido a lo que mencioné en mi publicación anterior, ver una película, una serie, un documental o escuchar una canción, eso también es hacer una lectura a lo que se conoce como “narrativas expansivas” que buscan siempre llegar al público, y podría decirse hoy que ese público es particularmente jóven, porque los viejos han conservado muchas formas y por supuesto que a eso no se le resta valor; pero la creación de contenido, ya sea mediante las redes sociales o cualquier otra plataforma, dan esperanza de que en un mundo caótico como este se puede salir a través de talentos, narraciones y lecturas nuevas que tienen los niños y los jóvenes, decían ellos, y mencionaron por ejemplo las teorías o interpretaciones que se crean los fans de algo que les gusta, un personaje, un libro, una serie, un famoso o cualquier otra cosa, y pensé en lo cierto que es eso, en que la imaginación no se nos ha acabado, que de hecho, nunca se acaba, que la creatividad nos llega más allá de donde las palabras nos han llevado y que frenarla está difícil. Siempre que veo un meme, me pregunto ¿de dónde saca la gente tanta cosa? y tan rápido que es lo peor/mejor y me respondo hoy a mí misma que es de las lecturas que hacen diariamente de su vida, de la realidad, del entorno en el que vivimos y que eso, lejos de ser un libro de 546 páginas es como tal una lectura que a su vez produce lecturas. Continuando con otros aportes que le hace la tecnología a la lectura, el escritor dijo que tiene una lista de reproducción en Spotify para cada uno de sus libros, y ahí están todas y cada una de las canciones que menciona y juro que en ese momento lo amé, ¡LO AMÉ!, ¿por qué todos los escritores no hacen eso? no se imaginan cuánto sufrí leyendo Eleanor & Park, After Dark, Si me dices ven lo dejo todo, pero dime ven y otros libros que entre sus letras tienen un montón de nombres de canciones que forman parte de la lectura, pero que también son muchas veces causa de pereza por tener que interrumpir para buscarlas o de frustración por olvidarlas. En fin, ojalá todos fueran como él, singularmente por esto último que contaré, lo que más me impresionó de todo lo que dijo, más o menos fue así: “el libro físico nunca muere, incluso con la realidad virtual, habrá quien la utilice para simular que va a una biblioteca, toma un libro, se sienta y comienza a leerlo”. Hermoso, definitivamente.

 

En los dos días que fui, aprendí mucho de lecturas y me emocioné con ellas, por ejemplo, con la lectura que hizo mi hermanito diciéndome: “Melany, hay muchos libros, tengo que leer uno que no sea de esos para niños que me hacen comprar las profesoras en el colegio”. En la carpa de “Citibundas” o “Palabras que divagan en el barrio” aprendí cómo las lecturas se marcan y nos marcan tras escuchar hablar a varias mujeres, víctimas del conflicto armado y la violencia, con historias de vida, no precisamente interesantes, sino más bien reales, que son la viva estampa de la vida del país, de nuestra ciudad y de nuestros pueblos y barrios. “Contar, leer y escribir con vos” es un pequeño grupo de mujeres que se reúne desde el 2012 para escribir y sanar el dolor, no son las más tesas, pero sí las más valientes porque reconocen y recuerdan su historia cada vez que hacen el ejercicio de tratar de sacarla, de superarla poco a poco, porque como decía una de ellas, el dolor nunca se va, pero se aprende. Y no podemos decir que unos sufren más que otros, es imposible, la diversidad que tiene el sufrimiento es inmensa, las formas que hoy nos causan tormento son tantas que conmueve ver lo imperceptibles que se han vuelto para quienes no las han vivido, y es esa parte de contar la que hace que la tristeza, el daño, la aflicción salgan, y que sea especial saber que llega a otros de una manera distinta, que quien las lee y las escucha, así como yo, se siente conmovido y es esa la esencia de crear, generar algo en el otro, ser objeto de lectura. Es esa, brevemente, la enseñanza que me llevo, el poder que tenemos los seres humanos de hacer lecturas y ser lecturas realizadas por los demás. Me llevo la linda imagen de mujeres que tienen una lectura de vida marcada por abusos, desplazamiento o por la muerte de sus hijos, hermanos y esposos; me llevo la marca que ellas le dejan a mis lecturas de ahora en adelante, una en la que principia la escritura como cura del alma y liberación de los males de la vida.