El silencio durante la cuarentena

El silencio durante la cuarentena

 

Muchas veces en mi vida diaria tuve que recurrir al silencio, cuando no comprendía mi vida, cuando no comprendía la sociedad en la que vivía, o cuando simplemente me encontraba estresada, cansada o disgustada.

Siempre he considerado el silencio como una buena forma de escape de la vida, una forma de reorganizar nuestros pensamientos, encontrar calma o en ciertos casos encontrar caos, caos que yo considero completamente necesario para luego poder encontrar el orden.

A mí el silencio siempre me había parecido extremadamente necesario, aunque algunas personas preferían evitarlo, y preferían quedarse hasta tarde en la noche viendo cosas en el celular o viendo una película para no dar paso a el silencio que muchas veces se presentaba antes de dormir, y que podía llenar completamente de incertidumbre o que incluso podía llegar a provocar insomnio. Siempre habían momentos en la vida donde era necesario recurrir al silencio, todos habíamos pasado por él en algún momento. A algunas personas les parecía hermoso, y para otras era completamente aterrador; el silencio era como una especie de “bicho” que podía morderte y causarte grandes daños si lo dejabas entrar en tu cabeza y era inevitable terminar en él al momento de morir.

Sin embargo, a mi parecer, el silencio durante la cuarentena es algo completamente diferente, siempre tenemos el riesgo de muerte o pérdida de algún tipo, pero ahora, está presente en todo momento de nuestras vidas, las redes sociales, medios de comunicación e incluso charlas entre familiares y amigos, en algún punto todos le llegamos a tener miedo a la muerte. Ahora ese miedo es masivo, en los últimos días hemos comprobado lo que el miedo puede hacer con la sociedad, medidas extremas, compra masiva de papel higiénico, personas volviéndose completamente paranoicas, y a pesar de que aquel virus no parecía ser tan mortal, las personas estaban aterradas, y creo que una de las causas del terror era el silencio.

Como nadie podía salir de casa, se hacían menos actividades de las que se hacían normalmente, no se hablaba con tantas personas y el ambiente de ciudad lleno de sonidos que solían espantar al silencio no estaba presente, el silencio estaba ahí, esperando en las sombras de las esquinas, debajo de la cama o incluso en tu almohada, esperando para entrar en tu cabeza y llenarte de dudas, temores, incertidumbre acerca del futuro y aún peor: miedo a la muerte.

En mi barrio algunos vecinos colocan la radio a todo volumen, supongo que por miedo al silencio, algunos otros deciden arriesgarse y romper la cuarentena para salir de su casa, donde en muchas ocasiones el silencio era lo que primaba, sin embargo era imposible evitar el silencio, y con ello el miedo que el silencio trae, el silencio y el miedo en este momento me parecen como dos sombras hermanas, que poco a poco se riegan por cada una de las ciudades y pueblos del mundo.

El silencio nos deja al borde de un precipicio lleno de pensamientos, algunos malos, completamente pesimistas, llenos de muerte y destrucción, sin embargo otros, estaban llenos de positivismo, aquellos pensamientos que preferían concentrase no en las cifras de muertos si no en las cifras de personas que se habían curado, dichosos aquellos individuos que sus pensamientos eran positivos y alegres, y que a lo mejor el silencio no significaba una puerta que dejaba entrar al terror.

Sin embargo quiero hablar de las personas que todos sus pensamientos están dirigidos hacía un valle oscuro, lleno de terrores, que te carcomen la cabeza, aquellas personas que sienten que ya no hay tiempo, personas que se arrepienten de no decir lo que sintieron en ciertos momentos, personas que sienten que nunca han tenido la oportunidad de ser ellos mismos, personas que a las que el silencio les trae dolor y tristeza.

Ahora, la muerte nos acecha a todos, de una manera mucho más masiva, la economía se está viendo afectada y la vida tal y como la conocemos está a punto de cambiar radicalmente, y en huracán del cambio, estaba el silencio, y los pensamientos destructivos, el dolor, el sentimiento de culpa, el arrepentimiento, y todas aquellas palabras que no fueron dichas. Ahora todo eso parece estarse volviendo en nuestra contra, la humanidad, por primera vez en mucho tiempo parece estar obligada a darse cuenta de que ha estado haciendo, en que estamos desperdiciando nuestras vidas, en que nos hemos equivocado, y en todas las cosas que debemos hacer si el mañana nos da una nueva oportunidad, porque realmente nadie sabe si el mañana trae vida o muerte, ojalá que si el mañana tiene una nueva oportunidad, no la desperdiciemos, ojalá hagamos las cosas bien y ojalá no volvamos a caer en la misma estúpida comedia de mal gusto de siempre.

Por: María Correal Mesa grado 10-1